De este a oeste, de norte a sur, la Fiesta cruza todo el Mediterráneo…
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Esta noche es San Juan, la noche mágica por excelencia y –magia con magia– esta noche es el cumpleaños fiestero de Antonio Romero Ponce «Panaero» que hace 24 años se estrenaría en público tocando en una panda en Venta Cárdenas.
Antonio estaba, desde enero del 96, en la escuela municipal de Comares que gestionaban entonces Pepito Molina y Miguel «Concha», y fue a Venta Cárdenas tocando los platillos en una panda que acabó por ser el germen de la Panda San Hilario.
Antonio en pocos años se convertiría en un maestro para las nuevas generaciones de fiesteros de estilo Comares. Hoy cumple 24 (un chaval!), está al frente de la panda Arroyo Conca, toca de todo y en todos los estilos y sería capaz con su violín de levantar la fiesta más aburrida del mundo (si llegara a darse el caso de una fiesta aburrida, claro).
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La foto que acompaña estás palabras es la primera que le hice, en otra noche de San Juan, la de 2011 (cuando Antonio cumplía 15 años de fiestero) y en el mismo lugar, Venta Cárdenas, en el que Antonio empezó a hacer más grande la Fiesta.
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¡Felicidades, maestro!
Hablar de Antonio Piteli es hablar de fiesta. Y es que desde pequeño, esta siempre le rodeó hasta que consiguió engullirle. Eso sí, Antonio siempre tuvo cierta reticencia a enrolarse de forma definitiva y continua con una determinada panda.
Nació en las Casillas del Arroyo de los Frailes, con todo lo que eso implica. La vida le une desde muy pequeño a su hermano, los Gutiérrez, el Rubio, los Romero y demás celebridades fiesteras. Escuela natural. Esa que ni los años, ni los ayuntamientos ni la mismísima UNESCO tienen poder sobre ella. Y, como no era tan raro antes, su meta nunca fue estar en una otra panda. Sólo disfrutar de la fiesta cuando esta lo llamaba. Y esa llamada nunca es artificial.
Antonio tiene un don que dice mucho de él como fiestero. De joven ya era buscado para echar esos mágicos ratos que hoy nosotros oímos con tanta admiración como encanto. Y hoy, ya sea por medio de un veterano o del más joven fiestero, sigue siendo una carta que muchos quieren usar. Por algo tiene que ser.
Hay una figura clave para entender su trayectoria. El añorado Rafael Romero. Su amistad con él y con Juan Romero le hace llegar a la panda Santón Pitar, la única que ha logrado retenerlo, aunque llegó a salir un breve tiempo con Rafael Calderón a inicios de los 80 y anteriormente formó parte de la panda Jotrón y Lomillas bajo la vara de José Romero Romero, panda con la que, posteriormente, en su segunda y actual etapa, llegó a salir una pascua. Según me cuentan, ni el propio Juan, quien lo hizo ‘piteño’, esperaba que esa relación fuese tan duradera.
«Un Clásico de la edad de oro de la fiesta». Así lo define Pepito. A lo que yo le añado que, en materia de cante, es uno de esos privilegiados que te hacen echar la grabación para atrás más de una vez para volver a escucharlo. Uno de los sellos de que no es cualquiera y que tiene algo único.
Platillero y cantaor, ha destacado en las últimas décadas en el mundo de la fiesta. Algún recuerdo al Rubio en uno de sus estilos y a día de hoy, sigue sorprendiendo con variantes que enriquecen y mucho esas luchas.
Nunca tuvo problemas con tocar y guiar a los más jóvenes. Pero mete caña, eso sí. «La gente de la cancanilla»; que dice él.
Desde hace unos cinco años, Piteli ha vuelto a ser muy Piteli. Es decir, se quitó la oficialidad como integrante de panda oficial, pero sigue apareciendo en reuniones selectas y sigue siendo buscado por muchos para concursos de arrejuntaos y proyectos similares.
Hoy nos reunimos para hacer algo que él y todos ya sabemos. No haría falta estar aquí para reconocer su personalidad, su calidad y su entrega a esta locura tan campesina como bendita. Pero es de mérito que, por una vez, sea la fiesta la que se gira hacia él para cantarle. Y aquí queremos hacerlo con la mejor de nuestras voces, para darle un mensaje alto y claro: GRACIAS, en nombre de ella, por todo lo que has dado, sigues dando y te queda por dar. Y GRACIAS por una herencia y un camino que seguro tendrá más de un visitante a lo largo de la historia.
Carlos Torregrosa
[imagen: Antonio Piteli en La Cuesta de Gos, cerca de Águilas (Murcia), en el verano de 2018, durante el homenaje de las Cuadrillas a la Panda Santo Pitar. foto: jd / verdiales de malaga .es]
José Manuel Molina Gámez, Pepe Molina, escribe sobre el «Título Internacional» que algunos fiesteros están promoviendo:
«La fiesta de verdiales pertenece a la comunidad verdialera: pandas, fiesteros y fiesteras, aficionados a la fiesta, en general. Todo ello desde una naturalidad absoluta y carente de leyes y reglamentos que no necesita.
La transmisión de sus músicas, danzas y rituales se viene produciendo de modo natural y experiencial. Sólo desde el mundo de la fiesta se pueden emitir opiniones, fundamentos, creencias y saberes que le son connaturales.
Es cierto que «lo que se sabe» de la fiesta tiene carácter oral, hay poco escrito y, por desgracia, no siempre atinado, sobre todo en los medios de la capital. Efectivamente, los profesores y profesoras que imparten sus clases en las distintas escuelas de verdiales de Málaga y provincia no tienen titulación que les acredite: PORQUE NO LA NECESITAN, nadie se la ha pedido y, en todo caso, si se dieran las circunstancias, en un futuro, esa certificación, únicamente podría concederla el mundo de la fiesta, representado por la Federación de Pandas, quienes están obligados al mantenimiento de la fiesta en todos sus ámbitos y con la mayor pureza y rigor posibles.
No olvidemos que la fiesta es, ante todo, una expresión de cultura tradicional, que admite pocos cambios, aunque, de modo natural y, casi sin que nos demos cuenta, no para de evolucionar. Pero es una evolución no dirigida por nadie en particular, ni impuesta por ninguna moda o cambio político.»
El Servicio de Publicaciones de la Diputación de Málaga ha reimpreso el número 103 de la revista Jábega dedicado a la fiesta de verdiales.
Coordinado por Rafael Núñez y Victoria Rosado se editó en 2010 y hacía mucho que estaba agotado.
JÁBEGA, UNA PUBLICACIÓN IMPRESCINDIBLE
Este Monográfico de la revista Jábega es una publicación imprescindible para conocer en profundidad la Fiesta de Verdiales de Málaga.
Próximamente nos detendremos en los distintos artículos que firman Pepe Molina, Antonio Mandly, Miguel Ángel Berlanga, Carmen Tomé, Juan C. Navarro, Alfonso Queipo de Llano, Antonio J. Estepa, M. Elvira Roca, M. Luisa Moreno y Rafael Blanco, así como los coordinadores.
Las fotografías de portada de cada sección son de Pilar G. Millán y Joaquín Nebro.
La Panda Santo Pitar fue la encargada de cerrar el Encuentro de Asociaciones y Entidades Culturales en Defensa del Patrimonio que organiza Hispania Nostra y que en esta edición se ha celebrado en nuestro recién estrenado Museo de Málaga del Palacio de la Aduana.
Escuchar la Fiesta de Verdiales en el mejor patio de nuestra ciudad y ejemplo singular de la mejor arquitectura civil supuso un placer inusual. La Panda sonó muy bien aunque nos supo a poco, claro: el formato –aquí como en la tele– manda.
Mi querido y admirado compañero y maestro Juan Antonio García Galindo –catedrático de periodismo de la Universidad de Málaga– escribe en La Opinion sobre El Libro de la Fiesta:
«Hablamos de un patrimonio único, singular, diferencial, que se hunde en las raíces de nuestra historia (..) una manera de ser y de vivir testimonio vivo de nuestro pasado y de nuestra historia común en este rincón de España.
Por eso, la Fiesta no necesita apellido. Como otras manifestaciones culturales, la Fiesta se basta a sí misma, es una sola, la Fiesta con mayúsculas. La Fiesta de los Verdiales. Y en ella se sumerge el fotógrafo con el rigor del historiador y la mirada del antropólogo, mostrándonos en acción los lugares, la Fiesta, los fiesteros, los artesanos, las pandas, los estilos, los maestros y las escuelas»
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LA FIESTA
*Juan Antonio García Galindo 30.04.2017 | 01:57
Ha caído en mis manos, regalo de su autor, El libro de la Fiesta, Verdiales de los Montes de Málaga, obra de Jorge García Rojas Dragón, amigo de juventud, excelente persona, y un gran intelectual comprometido con la cultura y con su tierra. Periodista, fotógrafo, escritor, editor, antropólogo, Jorge García Rojas o Jorge Dragón, como muchos le conocen, es un hombre al encuentro de la cultura, un intelectual inquieto en permanente relación dialéctica con su territorio, en el que ahora vive inmerso rodeado de la naturaleza que da sentido a su vida y a su obra. Preocupado por los orígenes y por el transcurso del tiempo, encuentra en la historia de la cultura y de las manifestaciones artísticas una justificación para explorar con detalle una parte esencial de las raíces de nuestra cultura, rescatando con su pluma y con su cámara el testimonio aún vivo de una fiesta ancestral.
La tensión que en la actualidad experimenta la cultura entre lo local y lo global, como si fueran antagónicas, producto de una concepción errónea e interesada del hecho cultural que trata de imponer el estereotipo frente a lo singular y la mercancía frente al hecho diferencial, se inclina en muchas ocasiones del lado del cliché y de la producción en masa, relegando al olvido manifestaciones y productos culturales de incalculable valor que trascienden cualquier frontera, pese a su origen local. Es en este punto en el que el autor sale al rescate de la obra, uniéndose a las iniciativas editoriales que en ese mismo sentido se han llevado a cabo en Málaga, cuna de los verdiales. Autores como Miguel Romero Esteo, Antonio Mandly, José Manuel Molina, Andrés Jiménez Díaz, Gabriel Marín, Pepa Guerra y Pepe Luque Navajas, entre otros, han escrito sobre la fiesta de verdiales desde distintos puntos de vista (musical, etnográfico, histórico, cultural, etc.), sumándose a la importante labor de difusión realizada desde los medios de comunicación, o de formación en las escuelas de verdiales existentes.
En Málaga, los verdiales siempre han formado parte de nuestro entorno cultural, y han sido cita obligada para muchos malagueños cada final de año en su fiesta mayor, pero el riesgo de desaparición de esta fiesta puede ser grande si el apoyo a su preservación no se mantiene, o si este apoyo está condicionado por los vaivenes políticos. Hablamos de un patrimonio único, singular, diferencial, que se hunde en las raíces de nuestra historia, que atrae la atención de curiosos y de expertos, de propios y de ajenos, y que no es solo patrimonio musical y de folklore, sino que es testigo antropológico de una forma de ocio y de encuentro en el mundo rural, y una manera de ser y de vivir testimonio vivo de nuestro pasado y de nuestra historia común en este rincón de España.
Por eso, la Fiesta no necesita apellido. Como otras manifestaciones culturales, la Fiesta se basta a sí misma, es una sola, la Fiesta con mayúsculas. La Fiesta de los Verdiales. Y en ella se sumerge el fotógrafo con el rigor del historiador y la mirada del antropólogo, mostrándonos en acción los lugares, la Fiesta, los fiesteros, los artesanos, las pandas, los estilos, los maestros y las escuelas. El libro de la Fiesta es un libro gráfico, pero en el que la fotografía narra y cuenta con detalle lo que las palabras no alcanzan. Y en el que no falta la magistral introducción del autor, experto en un tema que conoce desde niño cuando, como a tantos otros niños de su época, su padre lo llevaba cada 28 de diciembre a la Venta del Túnel, sembrando en él –como describe el propio autor- los sonidos de la Fiesta.
El libro es, en suma, un extraordinario documento de la Fiesta, una gran aportación a su conocimiento que posee además una estética muy cuidada y la intensa expresividad del blanco y negro en su extenso repertorio gráfico que se inicia en los años setenta y que llega a la actualidad. La esmerada publicación de Ediciones de El Chaparral nos permite igualmente disfrutar del libro, y esto no es cosa menor en los tiempos del digital, por un singular atractivo que llama nuestra atención y atrae nuestros sentidos. Vaya pues mi enhorabuena al autor.
*Juan Antonio García Galindo es catedrático de Periodismo de la Universidad de Málaga
La Fiesta de Verdiales estuvo presente ayer miércoles 22 en Sevilla en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, donde tenía lugar II Seminario sobre el Patrimonio Inmaterial. En la imagen un momento especial, cuando Pepe Molina une su violín a la familia Heredia, la gran Juana Heredia, su hija Juani y su sobrino Juan, a la guitarra, fiesteros del Chacarrá gaditano; fue durante el transcurso de la mesa redonda «Locos Pandas y fiesteros» coordinada por Antonio Mandly.
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