La Celebración de la Ermita de Verdiales es el día grande de los Montes de Málaga; día de encuentros, de apoyar el trabajo magnífico que hace la Asociación de Amigos de la Ermita de Verdiales, de comerse un arroz, de escuchar buena fiesta con las mejores pandas de los Montes de Málaga y también de las fiestas de la Axarquía…
Y cómo no, rendir homenaje a la Virgen de los Dolores, como dice la copla «patrona de verdiales, la llevo en mi bandera, para que no me desampare».
Entre otras participaron las pandas Primera de Montes, Santo Pitar, Jotrón y Lomillas, Montes del Guadalmedina, Santa Catalina, El Manantial, Moclinejo, Bataná, Benagalbón, Gálica y un grupo de arrejuntaos de estilo Comares con miembros de las pandas Arroyo Conca, Vélez Málaga, El Borge, Axarquía y Baños del Carmen,
La Virgen saliendo en procesión de la Ermita, llevada a hombros por fiesteros y acompañada por diferentes pandas.
Arrejuntaos de estilo Comares con miembros de las panda Arroyo Conca, Axarquía, El Borge, Baños del Carmen y Vélez, entre otros.
Los Verdiales de Málaga vive cada año uno de sus momentos más auténticos, justo cuando empieza la Semana Santa: en el Domingo de Ramos.
Cuando uno piensa en procesiones y semana santa, suele pensar en bandas de cornetas y tambores desfilando de madrugada, tronos de gran tamaño que portan a los titulares de las cofradías, saetas, mantillas, trajes de luto y duelo.
En Málaga, a escasos kilómetros de la ciudad , encontramos una procesión de características muy diferentes. No la verás anunciada en carteles porque es una actividad en cierto modo privada y pública a la vez, en la que no hay espectadores sino asistentes y su única publicidad es el boca a boca.
La procesión no necesita de mayor organización porque es un homenaje íntimo a la patrona de los verdiales de Málaga, la Virgen de los Dolores, a la que, tras una misa, se sacará a hombros para recorrer el camino en torno a su ermita mientras suenan, una contra otra, las pandas y su música –“la fiesta”-, el sonido profundo de un territorio que nunca deja de sorprender a quien lo escucha por primera vez.
VERDIALES DE MÁLAGA ESTILO MONTES
La Fiesta -la fiesta de verdiales de Málaga- es la celebración de los hombres y mujeres que durante siglos vivieron -y aún viven- en los partidos rurales que rodean la ciudad de Málaga. Al acabar las labores en el campo los fiesteros se juntaban en un cortijo cercano; allí comerán y beberán hasta altas horas de la madrugada mientras disfrutan de su música y sus bailes.
Estas fiestas de verdiales se siguen celebrando en cortijos y caseríos, aunque a lo largo del año hay también numerosos eventos públicos donde encontrarse con las pandas de verdiales y poder disfrutar de su música, sea en las ventas, en fiestas benéficas o en festivales para el gran público como el de Benagalbón o la Fiesta Mayor, que reúne a todas las Pandas el 28 de diciembre a las afueras de Málaga. Y junto a ellos, las romerías y celebraciones en las ermitas, como la que hoy nos ocupa.
LA ERMITA, LUGAR PRINCIPAL EN LOS VERDIALES DE MÁLAGA
El edificio principal de la Ermita de Verdiales con su característico tejado a dos aguas se construyó en los inicios del siglo XVIII . Está situada al pie del antiguo camino de herradura que llevaba de Málaga a Antequera antes de que se crearan los Caminos Reales; un camino que hoy en día forma parte de un recorrido que enamora a ciclistas y senderistas a pesar de la dureza de algunos de sus tramos, y en el que también podemos encontrar alojamiento en antiguos cortijos rehabilitados.
La Ermita es un lugar principal de la Fiesta: su mantenimiento llevó a los fiesteros a juntarse en pandas con las que obtener dádivas para costear esos gastos. Este altruismo sigue presente en nuestros días en numerosas actividades que organizan; en la Ermita también se celebraban los choques (encuentros) de pandas, origen de la Fiesta Mayor. Hoy en día, una Asociación de Amigos de la Ermita cuida que no se pierda la tradición, a la vez que se ocupa del mantenimiento del edificio.
UN DÍA PARA EL DISFRUTE DE TODA LA COMUNIDAD
El día de la Virgen de los Dolores reúne a centenares de personas que celebran la primavera con un día de campo abierto al disfrute de todos y en el que no caben los formalismos. Hay una barra que ofrece bebida y comida a precios populares, y en la que no faltan los tradicionales platos de los montes como el lomo en manteca; también la sección en Málaga de la Asociación de Paelleros sin Fronteras suele hacer un magnífico arroz para el que hace falta inscribirse en una lista al efecto.
En los corros siempre se puede acercar alguien que ofrece alguna papeletas para las distintas rifas (generalmente de carácter benéfico) que tendrán lugar durante la jornada, y entre las que no faltará la del sombrero de cintas de colores, símbolo de la Fiesta. El «Día de la Ermita» es un largo día de encuentros: maestros de antiguos oficios del mundo rural codo con codo con los fiesteros más jovenes, y cómo no, la oportunidad de conocer a los más veteranos, la memoria viva de la fiesta y de su territorio.
LA FIESTA: ESCUCHAR Y ESCUCHARSE
La celebración de la Ermita de Verdiales es un día para hablar, para escuchar y para escucharse. Una charla animada con los componentes de una Panda se puede interrumpir porque el alcalde llama amablemente a sus fiesteros: todos ellos, reunidos de nuevo en corro cerrado, volverán a hacer sonar esta música del Mediterráneo antiguo, cuyos orígenes se pierden en el tiempo. Una música que pronto esperamos ver incluida en el listado del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
J.G.R.D
[Escrito originalmente en 2014, fotografías 2013-2016]
Como cada año, las Pandas de Verdiales de Montes se reúnen en la Celebración de la Ermita de Verdiales, verdadero Día Grande de los Montes de Málaga.
Este año han sido catorce las pandas que han participado: Moclinejo, El Manantial, Primera del Puerto, Teatinos, La Torre, Bataná, Jotrón y Lomillas, Gálica, Montes del Guadalmedina, Santa Catalina, Isabel Portillo, Mangas Verdes, Baños del Carmen (de estilo Comares), y Santo Pitar.
Hizo un día magnífico, propiciador de buenos encuentros entre amigos, y hubo arroz suficiente para todos.
Ermita de Verdiales 2017
LAS FOTOS:
La Virgen de los Dolores, llevada a hombros por fiesteros y vecinos de los Montes de Málaga, recorre el antiguo camino real alrededor de la Ermita de Verdiales.
Las Pandas, como aquí la de Santa Catalina, acompañan a la Virgen durante el recorrido.
Panda El Manantial
Panda Santa Catalina
Javier Álvarez, cantaor y guitarra, y José Antonio Postigo Martín, violín, detrás Antonio Fajardo, guitarra, de la Panda Primera del Puerto
Manolo Portillo, de los Frasquetes, Panda La Torre
Un amigo me trajo el otro día, el uno de abril, unas pocas fotos que se encontró por esos montes, más o menos entre el Partido de Verdiales, el Partido de Ventalarga y el Partido de Santa Catalina.
Como él entiende mucho de fotos me dice que calcula que pueden tener doscientos años o un poco más, aunque un amigo suyo, Cándido, le dice que pueden ser del tiempo de los moros (aproximadamente).
Las fotos estaban muy estropeadas, con muchos arañazos y muchas manchas, pero las he puesto aquí por si alguien ha escuchado hablar alguna vez de estos fiesteros.
Seguro que a más de uno le sonarán esas caras ¡quién sabe si pueden ser nuestros lejanos parientes! Lo que está muy claro es que llevan muy buena fiesta.
Y me dice mi amigo que va a seguir dando vueltas por los Montes, por si encuentra más.
((( 🙂 )))
¡Nos vemos en la Ermita!
LAS FOTOS
Ermita de Verdiales
El teléfono móvil toma una imagen de recuerdo, de un momento especial de la Panda Primera del Puerto, en 2014, en la puerta de la Ermita de Verdiales. El tiempo no se detiene y las distintas generaciones encuentran su acomodo en una gran panda.
Pepe Lagarto y su violín, al frente de la Panda Mangas Verdes llegando a la Ermita en 2015.
José M. Cuenca, violín en la Panda Santa Catalina, en 2016.
Sebastián Machanes, o Bachanes, cantaor y platillero en la Primera del Puerto, en 2015.
La Panda Isabel Portillo, en el «cuartillo jondo» de la Ermita en 2013. Canta Lidia López, al pandero, Juan Palomo
La Virgen de los Dolores, recorre el antiguo camino real en torno a la Ermita de Verdiales, en la Celebración de 2013.
Hace doscientos años «o más», no existía aún la fotografía ni las gafas de sol ni los móviles; la imagen digital nos permite jugar con ella añadiendole manchas, arañazos, alteraciones de color y todo lo que se nos ocurra… para «envejecer» una foto; valga este texto de más arriba como cariñoso guiño a tantos –como uno mismo– enamorados de las fotos «antiguas».
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