Recuerdo y homenaje a Pepe Luque «Panasonic»

La familia y amigos del recientemente fallecido Pepe Luque «Panasonic» , se reunieron en recuerdo y homenaje en el Puerto de la Torre, Málaga. No faltó el sonido de la Fiesta a la que Pepe dedicó bastantes años de su vida. En la imagen, Manuel Morales pandero en la Panda Santa Catalina.
 

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In memoriam José Luque Salazar

Ha fallecido José Luque Salazar, una persona entrañable e imprescindible de la Fiesta de Verdiales. Durante casi treinta años ha realizado una labor impagable con su pequeña cámara de video y su trípode, grabando las distintas actividades de nuestra Fiesta, generando con los años un legado que nunca podrá ser agradecido suficientemente.

Pepe Luque es el protagonista de El mundanal ruido, el film de David Muñoz sobre la pasión, la constancia y la necesidad de contar el mundo a partir de la figura de Pepe Luque y su cámara, su búsqueda de imágenes y sonidos de la Fiesta por montes, campos y caminos de nuestra tierra.

Una pequeña parte de los videos que grabó pueden verse ya en Legado Pepe Luque

«El Mundanal Ruido», de David Muñoz

Uno de los momentos más interesantes del pasado Festival de Cine de Málaga fue la presentación de «El mundanal ruido», una película de David Muñoz «apoyada en la potencia visual de las imágenes de los Montes de Málaga, en la cámara subjetiva de José Luque y en el rigor del toque y el cante por verdiales«, según acertadas palabras de Antonio Javier López para diario Sur.

La autenticidad e integridad de la Fiesta –de sus lugares y su carácter– en la que no hay espectadores porque lo que se produce es un estar en común, atrae las miradas de creadores contemporáneos de diferentes disciplinas, seducidos por la potencia de las emociones que la Fiesta provoca. Lo estamos comprobando en el mundo de las artes visuales y de la escena, y ahora con este trabajo de David Muñoz en la gran pantalla.

«El mundanal ruido» no es una película «sobre la Fiesta de Verdiales» sino sobre la pasión, la constancia y la necesidad de contar el mundo. Muñoz recoge la figura de nuestro querido Pepe Luque, que durante tantos años –desde su jubilación– ha grabado con su pequeña cámara la Fiesta de Verdiales, y lo sigue por el impresionante paisaje de los Montes de Málaga, en esa búsqueda mistérica de lo que nunca se sabe exactamente qué es hasta que se muestra transparente ante nuestros ojos, aquello que pareciera ser descubierto por vez primera a la vez que es reconocido como parte esencial de uno mismo. Luque y su lento caminar acaba por ser una metáfora de nuestro ánimo al acercarnos a la Fiesta sin saber con claridad qué nos atrae de ella, y sin que sea necesario saberlo, porque «lo que se busca no se encuentra, lo que se encuentra, no se busca».

Ese movimiento de Luque es el movimiento del cineasta, cuando trata de responderse y respondernos a todos ante la pregunta principal a la que se enfrenta «¿cómo narrar?«. La cámara de Muñoz se mantiene fija en la mayor parte de los planos, para que su falso movimiento no nos distraiga del auténtico sobre el que construye la película.

En «El mundanal ruido» hay planos «espectaculares» como los grabados desde el dron, pero hay también planos memorables como la aparición de Paco Maroto de entre la niebla, del lugar sin-tiempo del que la Fiesta proviene, o el de la joven pareja de fiesteros (Antonio Romero y Tamara Cañete) que nos conecta con la antigua Arcadia y esa edad de oro de la armonía con la naturaleza, la inocencia y la felicidad. Y también el que nos muestra cómo la figura de un fiestero (Rubio Raíces) que avista el mundo desde lo alto de la Torre de Verdiales, es atravesada por la estela de un avión, una línea en la pantalla a modo de flecha que dirige su mirada a lo lejos, como si enviara la Fiesta de vuelta a ese oriente mediterráneo con el que está íntimamente conectada.

El trabajo de David Muñoz, en el que aparecen también Isabel y María Fdez. Gámez, las Mellizas, y las Pandas de Santa Catalina, Raíces de Almogía y Raíces de Málaga, es de gran interés, pero no solo para el mundo de la Fiesta, que muestra con respeto. Con ese mismo respeto –lo vemos en los minutos finales de la película– el director se acerca a tres maestros, tres críticos del Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma, a los que muestra la película que todos acabamos de ver y cuya opinión nos llega también a nosotros a través de la pantalla cerrando un relato que gira sobre sí mismo. Nunca sabremos qué porcentaje exacto hay de realidad –documental– o de ficción en «El mundanal ruido», del mismo modo que nunca sabremos si la Fiesta que conocemos y amamos es la construcción colectiva de un mito o pura y simple vida, necesaria «como el aire que respiramos trece veces por minuto«