En homenaje a Antonio Piteli, la escuela natural de la Fiesta

Hablar de Antonio Piteli es hablar de fiesta. Y es que desde pequeño, esta siempre le rodeó hasta que consiguió engullirle. Eso sí, Antonio siempre tuvo cierta reticencia a enrolarse de forma definitiva y continua con una determinada panda.

Nació en las Casillas del Arroyo de los Frailes, con todo lo que eso implica. La vida le une desde muy pequeño a su hermano, los Gutiérrez, el Rubio, los Romero y demás celebridades fiesteras. Escuela natural. Esa que ni los años, ni los ayuntamientos ni la mismísima UNESCO tienen poder sobre ella. Y, como no era tan raro antes, su meta nunca fue estar en una otra panda. Sólo disfrutar de la fiesta cuando esta lo llamaba. Y esa llamada nunca es artificial.

Antonio tiene un don que dice mucho de él como fiestero. De joven ya era buscado para echar esos mágicos ratos que hoy nosotros oímos con tanta admiración como encanto. Y hoy, ya sea por medio de un veterano o del más joven fiestero, sigue siendo una carta que muchos quieren usar. Por algo tiene que ser.

Hay una figura clave para entender su trayectoria. El añorado Rafael Romero. Su amistad con él y con Juan Romero le hace llegar a la panda Santón Pitar, la única que ha logrado retenerlo, aunque llegó a salir un breve tiempo con Rafael Calderón a inicios de los 80 y anteriormente formó parte de la panda Jotrón y Lomillas bajo la vara de José Romero Romero, panda con la que, posteriormente, en su segunda y actual etapa, llegó a salir una pascua. Según me cuentan, ni el propio Juan, quien lo hizo ‘piteño’, esperaba que esa relación fuese tan duradera.

«Un Clásico de la edad de oro de la fiesta». Así lo define Pepito. A lo que yo le añado que, en materia de cante, es uno de esos privilegiados que te hacen echar la grabación para atrás más de una vez para volver a escucharlo. Uno de los sellos de que no es cualquiera y que tiene algo único.

Platillero y cantaor, ha destacado en las últimas décadas en el mundo de la fiesta. Algún recuerdo al Rubio en uno de sus estilos y a día de hoy, sigue sorprendiendo con variantes que enriquecen y mucho esas luchas.

Nunca tuvo problemas con tocar y guiar a los más jóvenes. Pero mete caña, eso sí. «La gente de la cancanilla»; que dice él.

Desde hace unos cinco años, Piteli ha vuelto a ser muy Piteli. Es decir, se quitó la oficialidad como integrante de panda oficial, pero sigue apareciendo en reuniones selectas y sigue siendo buscado por muchos para concursos de arrejuntaos y proyectos similares.

Hoy nos reunimos para hacer algo que él y todos ya sabemos. No haría falta estar aquí para reconocer su personalidad, su calidad y su entrega a esta locura tan campesina como bendita. Pero es de mérito que, por una vez, sea la fiesta la que se gira hacia él para cantarle. Y aquí queremos hacerlo con la mejor de nuestras voces, para darle un mensaje alto y claro: GRACIAS, en nombre de ella, por todo lo que has dado, sigues dando y te queda por dar. Y GRACIAS por una herencia y un camino que seguro tendrá más de un visitante a lo largo de la historia.

 

Carlos Torregrosa

[imagen: Antonio Piteli en La Cuesta de Gos, cerca de Águilas (Murcia), en el verano de 2018, durante el homenaje de las Cuadrillas a la Panda Santo Pitar. foto: jd / verdiales de malaga .es]